Leo "El Cigüeña" y Los Pajarracos. En Madrid

Cuando hablamos de Leopoldo Urrutia estamos hablando de Leo “El Cigüeña”, un cantautor y guitarrista
madrileño que empezó, en el año 2007, con un proyecto musical llamado Breath!
donde Leo componía y daba voz junto a otros integrantes. Grabaron un total de 3 álbumes.

Su voz, cosa natural tan grande como las montañas o los vientos que corren entre ellas, ha sido escuchada
en los tres álbumes de estudio de Club del Río y en otros lugares indecorosos que no citaremos por aquí.
Leo, como todo animal volador, necesita (si se permite el juego de palabras) de una banda(da) para su crecimiento como animal espiritual;
es por eso que unió en un mismo cuarto a Álvaro Ayuso (voz y guitarra de Club del Río), Juan Serra (voz, batería y percusión de Club del Río),
Joshua Robert Nicholson Taylor (bajo y coros de Time for T), Mateo Falgás (clarinete, percusión, piano y coros)
y a Óscar Trujillo (chelista en A Naked Family) para hacer lo que mejor saben hacer, volar.

Sin más ni más, se juntaron en un nido a mesarse los mentones, a cuajar las ideas de Leo y a cocinar los ingredientes que dan vida a la vida.

Presentados como Leo “El Cigüeña” y Los Pajarracos, se han convertido de a poco en una banda formada
por seres humanos (o animales salvajes) que hacen música desde el corazón y para el alma.
El pasado año presentaron su primer trabajo: "La Queja Aleja" (Tuétano Music 2019), enteramente en castellano,
grabado en los estudios de Tuétano (Boadilla del Monte), el álbum realiza una mezcolanza de blues,
canción tradicional castellana, folklore africano y delicados tintes de músicas del este de Europa; un cuadro nutritivo y fresco.

En este peculiar compendio de músicos y animales alados todo resuena, desde la voz incólume de Leo,
el bajo endemoniado de Joshua, la guitarra que pellizca y la voz que abraza de Ayu, el ritmo que electrifica
y la voz que todo lo sumerge de Juan, la naturaleza musical salvaje de Mateo y el edificante paseo por entre los cielos de Óscar;
elementos de una construcción donde ante todo impera la belleza, la poesía, el ritmo y la natura.