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No te pierdas el concierto "Closing Party Área 12 en ALICANTE" el próximo Sábado 24 de Septiembre de 2022 en Área 12, Carrer de Xàtiva 3009 a partir de las 18:00
Con los artistas:Lori Meyers
Lori Meyers es un grupo de pop-rock indie español, originario de la localidad granadina de Loja. Se formó a principios de 1998, cuando Antonio López (Noni), Julián Méndez, Alejandro Méndez y Alfredo Núñez rondaban los 16 años de media. Desde entonces el grupo ha pasado, tal y como cuentan, de sólo tocar Little fury things de Dinosaur JR (“no teníamos más canciones”) a convertirse en una de las apuestas más prometedoras del indie nacional del momento. Con su disco de debut, Viaje de Estudios (2004), el grupo presentaba una declaración de principios en toda regla: melodías de hondo calado, un carácter marcado y una soltura propia de los grandes, que venían a fundirse en un trabajo superior. Pocos debuts han sonado tan meditados y personales como el de la banda granadina. En él confluían una actitud fresca y desinhibida con una adscripción generacional clarísima. Una pista para rastrear entre las influencias clásicas y modernas de la banda: The Beach Boys, The Flaming Lips, Pixies, Los Brincos, Los Planetas y Teenage Fanclub.
Lori Meyers emprendían un emocionante Viaje de Estudios cuya segunda etapa arrancaba después desde su siguiente trabajo, Hostal Pimodan (2005): una versión contemporánea del hotel parisino que, en la primera mitad del siglo XIX, fue refugio de literatos, pintores, músicos y bohemios que impulsaron la transformación de la sociedad y la cultura, inaugurando definitivamente eso que se ha dado en llamar modernidad. En el Hostal Pimodan, los granadinos han convivido con Thom Monaham (productor de Beachwood Sparks, J Mascis, Pernice Brothers, o Devendra Banhart), que ha ayudado a explotar la libertad del grupo, en un segundo disco que invita a romper con todos los tópicos acerca de segundos discos. Junto a Monaham, invitados como Rick Denk (Velvet Crush, The Tyde), Mike Daly (Whiskeytown) o Blake Hazard sacan brillo a la herencia que el rock americano dejó a los de Loja. Una herencia que viene a unirse a su talento natural para reinventar la vertiente más preciosista del pop y el rock español de los 60 y 70 (El Aprendiz), patente en su manera de hacer canciones, en sus descaradas melodías (Dilema) y en una sorprendente capacidad para la armonía vocal (El mejor de sus trabajos), que en Hostal Pimodan sirve para dar salida a textos que empiezan a brillar con intensidad. Lori Meyers van más allá de los terrenos del estribillo pop, en estructuras poco convencionales que avisan sobre su enorme cantidad de recursos.
Cronolánea (2008) por Darío Manrique Núñez
“Por qué todo es tan difícil con lo fácil que es" (Copa para dos)
Así comienza la canción que cierra Cronolánea, el tercer disco de Lori Meyers. Jugando con la frase, da la impresión de que el grupo granadino hace que todo suene fácil, y no lo es tanto. Aún les falta una eternidad para llegar a los 30, pero tienen un aplomo increíble para escribir canciones pop con imperdible. No les estoy llamando punks, me refiero a esa capacidad para componer melodías que no se olvidan fácilmente y cantarlas con armonías inoxidables. Prueba, prueba a escuchar el estribillo de Copa para dos: es difícil deshacerse de él.
Para llegar hasta el disco que han decidido llamar Cronolánea (palabra compuesta de fragmentos de otras dos, adivina cuáles…), han tenido que pasar varias cosas. Sobre todo, han tenido que pasar dos años de recapitulación, de "frutos secos y cervezas para ser feliz", como canta Noni en Cúmulo de propósitos. Esta vuelta a las viejas costumbres era necesaria después de una temporada huracanada marcada por dos sorprendentes elepés (Viaje de estudios, de 2004, y Hostal Pimodán, de 2005), docenas de conciertos y alguna mala experiencia que es mejor no recordar. "Hemos estado dos años descansando, recuperando la vida social, pensando en el futuro y componiendo", cuenta Noni, que se ríe contestando afirmativamente ante la sugerencia de que el sofá y la consola de videojuegos que aparecen en la portada que ha dibujado Vanesa Zafra han debido de ser dos elementos muy usados en estos dos años.
Cuando se le pregunta a Noni que han estado escuchando últimamente, salen nombres como Frank Sinatra, Los Módulos, Bobby Vee, Beach Boys o Vinicius de Moraes. Curiosa mezcla: PlayStation y música artesanal de una era pretecnológica. Debe de ser por esa ambivalencia entre lo retro y lo moderno que Lori Meyers son capaces de calzar inocentes armonías vocales entre guitarrazos cósmicos en Luces de neón o pervertir con electrónica una balada beatleliana como Transiberiano (perdón por la digresión, pero al escucharla ya estoy viendo el vídeo: Noni, de traje blanco, tocando un piano de cola del mismo color, al estilo Imagine de Lennon…). Volvemos a lo mismo una vez más: hacer fácil lo difícil. Tampoco ha sido complicado sumar otra voz a la de Noni, pues Alejandro, guitarrista, canta en tres de las canciones, algo asumido con total naturalidad: "Creemos que quien compone el tema tiene un sentimiento especial para cantarlo".
Y llegaron al momento de grabar. Lori Meyers hacen gala de tener las cosas claras. ¿El estudio? "Uno cómodo y cercano". ¿Los hombres tras la mesa de mezclas? "Los que nos pudieran sacar un sonido muy americano". Así llegaron en octubre de 2007 a los estudios Gismo 7, en Motril, localidad costera a 70 kilómetros de Granada, para grabar con el productor Ken Coomer, cuyo pedigrí en el rock norteamericano está bien certificado tras tocar la batería en Uncle Tupelo y Wilco. "Pero no ha sido sólo Ken", aclara rápidamente Noni: "Ha sido también el ingeniero de sonido Charlie Brocco, importantísimo. Les hemos sacado más partido del que creíamos". Fueron 20 intensos días en Motril, por supuesto sin ver la playa… "Como un Gran Hermano, pero trabajando", bromea Noni: "Todo el mundo estaba en el mismo rollo, enfocado al disco, a piñón".
Cronolánea es el resultado de esos dos años y 20 días, un álbum que no supone un giro radical ni nada parecido, sino la cristalización del estilo Lori Meyers, un escalón más en el viaje que empezaron en Loja (Granada), hace ya más años de los que podría delatar su edad, Sergio, Alfredo, Alejandro y Noni. ¿Sus apellidos? No son necesarios: "Preferimos que no se sepa mucho del grupo". Queda claro, ahí están las canciones. Con lo fácil que es.
Lori Meyers emprendían un emocionante Viaje de Estudios cuya segunda etapa arrancaba después desde su siguiente trabajo, Hostal Pimodan (2005): una versión contemporánea del hotel parisino que, en la primera mitad del siglo XIX, fue refugio de literatos, pintores, músicos y bohemios que impulsaron la transformación de la sociedad y la cultura, inaugurando definitivamente eso que se ha dado en llamar modernidad. En el Hostal Pimodan, los granadinos han convivido con Thom Monaham (productor de Beachwood Sparks, J Mascis, Pernice Brothers, o Devendra Banhart), que ha ayudado a explotar la libertad del grupo, en un segundo disco que invita a romper con todos los tópicos acerca de segundos discos. Junto a Monaham, invitados como Rick Denk (Velvet Crush, The Tyde), Mike Daly (Whiskeytown) o Blake Hazard sacan brillo a la herencia que el rock americano dejó a los de Loja. Una herencia que viene a unirse a su talento natural para reinventar la vertiente más preciosista del pop y el rock español de los 60 y 70 (El Aprendiz), patente en su manera de hacer canciones, en sus descaradas melodías (Dilema) y en una sorprendente capacidad para la armonía vocal (El mejor de sus trabajos), que en Hostal Pimodan sirve para dar salida a textos que empiezan a brillar con intensidad. Lori Meyers van más allá de los terrenos del estribillo pop, en estructuras poco convencionales que avisan sobre su enorme cantidad de recursos.
Cronolánea (2008) por Darío Manrique Núñez
“Por qué todo es tan difícil con lo fácil que es" (Copa para dos)
Así comienza la canción que cierra Cronolánea, el tercer disco de Lori Meyers. Jugando con la frase, da la impresión de que el grupo granadino hace que todo suene fácil, y no lo es tanto. Aún les falta una eternidad para llegar a los 30, pero tienen un aplomo increíble para escribir canciones pop con imperdible. No les estoy llamando punks, me refiero a esa capacidad para componer melodías que no se olvidan fácilmente y cantarlas con armonías inoxidables. Prueba, prueba a escuchar el estribillo de Copa para dos: es difícil deshacerse de él.
Para llegar hasta el disco que han decidido llamar Cronolánea (palabra compuesta de fragmentos de otras dos, adivina cuáles…), han tenido que pasar varias cosas. Sobre todo, han tenido que pasar dos años de recapitulación, de "frutos secos y cervezas para ser feliz", como canta Noni en Cúmulo de propósitos. Esta vuelta a las viejas costumbres era necesaria después de una temporada huracanada marcada por dos sorprendentes elepés (Viaje de estudios, de 2004, y Hostal Pimodán, de 2005), docenas de conciertos y alguna mala experiencia que es mejor no recordar. "Hemos estado dos años descansando, recuperando la vida social, pensando en el futuro y componiendo", cuenta Noni, que se ríe contestando afirmativamente ante la sugerencia de que el sofá y la consola de videojuegos que aparecen en la portada que ha dibujado Vanesa Zafra han debido de ser dos elementos muy usados en estos dos años.
Cuando se le pregunta a Noni que han estado escuchando últimamente, salen nombres como Frank Sinatra, Los Módulos, Bobby Vee, Beach Boys o Vinicius de Moraes. Curiosa mezcla: PlayStation y música artesanal de una era pretecnológica. Debe de ser por esa ambivalencia entre lo retro y lo moderno que Lori Meyers son capaces de calzar inocentes armonías vocales entre guitarrazos cósmicos en Luces de neón o pervertir con electrónica una balada beatleliana como Transiberiano (perdón por la digresión, pero al escucharla ya estoy viendo el vídeo: Noni, de traje blanco, tocando un piano de cola del mismo color, al estilo Imagine de Lennon…). Volvemos a lo mismo una vez más: hacer fácil lo difícil. Tampoco ha sido complicado sumar otra voz a la de Noni, pues Alejandro, guitarrista, canta en tres de las canciones, algo asumido con total naturalidad: "Creemos que quien compone el tema tiene un sentimiento especial para cantarlo".
Y llegaron al momento de grabar. Lori Meyers hacen gala de tener las cosas claras. ¿El estudio? "Uno cómodo y cercano". ¿Los hombres tras la mesa de mezclas? "Los que nos pudieran sacar un sonido muy americano". Así llegaron en octubre de 2007 a los estudios Gismo 7, en Motril, localidad costera a 70 kilómetros de Granada, para grabar con el productor Ken Coomer, cuyo pedigrí en el rock norteamericano está bien certificado tras tocar la batería en Uncle Tupelo y Wilco. "Pero no ha sido sólo Ken", aclara rápidamente Noni: "Ha sido también el ingeniero de sonido Charlie Brocco, importantísimo. Les hemos sacado más partido del que creíamos". Fueron 20 intensos días en Motril, por supuesto sin ver la playa… "Como un Gran Hermano, pero trabajando", bromea Noni: "Todo el mundo estaba en el mismo rollo, enfocado al disco, a piñón".
Cronolánea es el resultado de esos dos años y 20 días, un álbum que no supone un giro radical ni nada parecido, sino la cristalización del estilo Lori Meyers, un escalón más en el viaje que empezaron en Loja (Granada), hace ya más años de los que podría delatar su edad, Sergio, Alfredo, Alejandro y Noni. ¿Sus apellidos? No son necesarios: "Preferimos que no se sepa mucho del grupo". Queda claro, ahí están las canciones. Con lo fácil que es.
Niña Polaca
Niña Polaca es una banda madrileña–alicantina formada en 2018 por el cantante y compositor Álvaro Surma (Surma) y el bajista y también compositor Alberto Rojo (Beto) tras conocerse siendo vecinos del mismo edificio situado en la calle de La Palma, en pleno corazón del barrio de Malasaña (Madrid). Juntando los conocimientos musicales y de grabación de Beto, con la fuerza vocal y el inconfundible estilo de Surma, dan vida al proyecto tras incorporar a Kobe, otro compositor y, a la postre, batería al grupo. Después de un viaje grupal por carretera a Polonia, se deciden llamar Niña Polaca, nombre junto al que llegan los primeros conciertos en septiembre de ese mismo año y la incorporación de la cuarta integrante del grupo: Sandra (cantante y guitarra de Ginebras), que llega para afianzar su sonido y dar fuerza a un proyecto completo. Con canciones pop que picotean del garaje y que son como pasear por el Madrid de los 80’s, se define una banda de indie rock en castellano que ensaya en un pequeño sótano secreto en el corazón de La Latina y que comenzó su andadura por el mítico circuito de pequeñas salas de Madrid, escuchando a su público cada vez más cantar sus canciones a pleno pulmón.
Tras hacer varios soldouts en salas de Madrid y Alicante, Niña Polaca aparece con un sonido fuerte, único y una voz inconfundible. Irrumpiendo cada vez con más fuerza y tras fichar por Subterfuge a finales del 2019, este grupo se presenta como una de las grandes promesas nacionales actuales.
Autores del himno «Madrid sin ti», que fue una de las canciones himno del underground durante los primeros meses de la pandemia, en 2020, y de canciones memorables recogidas en «De la línea 10 al Sol», se preparan para lanzar el 24 de septiembre del 2021 su primer LP «Asumiré la muerte Mufasa», habiendo ya desvelado singles como «Joaquin Phoenix», «Garabatos, Despedidas» (ambas con su edición también en vinilo) y «Magaluf», otro himno, esta vez del delirante verano, con Ginebras. El 27 de agosto publicaron «Nora», y el viernes 17 de septiembre «Ivona (Quiero decirle a mi madre que la quiero)», un nuevo single .
Con «Asumiré la muerte de Mufasa» nos ofrecen un viaje, pensado como un todo, por las cabezas y referencias de los integrantes del grupo. Sin abandonar su identidad, el grupo ha explorado diferentes caminos sónicos, pasando por los ritmos disco de «La muerte de Mufasa», el punk de «PDR SNCHZ» y el flirteo con el tonti pop de «Tu belleza se merece una canción».
El disco ha sido planeado con el fin de contar una historia y muchas a la vez, el amor, desamor, canción protesta, la ironía y la habilidad para contar relatos en forma de canción, que el grupo ya ha hecho su seña de identidad, inundan cada rincón del disco.
Musicalmente, «Asumiré la muerte de Mufasa» presenta una producción cuidada, elegante y potente, en la cual, con Dani Alcover (Dover, La La Love You) a los mandos, Niña Polaca ha ido un paso más allá de lo que nos tenía acostumbrados. Armonías, arpegios, coros, líneas superpuestas de guitarras, clavicordios, trompetas y toda una colección orquestral que acompaña a la formación clásica de la banda, harán las delicias de todos los melómanos.
Tras hacer varios soldouts en salas de Madrid y Alicante, Niña Polaca aparece con un sonido fuerte, único y una voz inconfundible. Irrumpiendo cada vez con más fuerza y tras fichar por Subterfuge a finales del 2019, este grupo se presenta como una de las grandes promesas nacionales actuales.
Autores del himno «Madrid sin ti», que fue una de las canciones himno del underground durante los primeros meses de la pandemia, en 2020, y de canciones memorables recogidas en «De la línea 10 al Sol», se preparan para lanzar el 24 de septiembre del 2021 su primer LP «Asumiré la muerte Mufasa», habiendo ya desvelado singles como «Joaquin Phoenix», «Garabatos, Despedidas» (ambas con su edición también en vinilo) y «Magaluf», otro himno, esta vez del delirante verano, con Ginebras. El 27 de agosto publicaron «Nora», y el viernes 17 de septiembre «Ivona (Quiero decirle a mi madre que la quiero)», un nuevo single .
Con «Asumiré la muerte de Mufasa» nos ofrecen un viaje, pensado como un todo, por las cabezas y referencias de los integrantes del grupo. Sin abandonar su identidad, el grupo ha explorado diferentes caminos sónicos, pasando por los ritmos disco de «La muerte de Mufasa», el punk de «PDR SNCHZ» y el flirteo con el tonti pop de «Tu belleza se merece una canción».
El disco ha sido planeado con el fin de contar una historia y muchas a la vez, el amor, desamor, canción protesta, la ironía y la habilidad para contar relatos en forma de canción, que el grupo ya ha hecho su seña de identidad, inundan cada rincón del disco.
Musicalmente, «Asumiré la muerte de Mufasa» presenta una producción cuidada, elegante y potente, en la cual, con Dani Alcover (Dover, La La Love You) a los mandos, Niña Polaca ha ido un paso más allá de lo que nos tenía acostumbrados. Armonías, arpegios, coros, líneas superpuestas de guitarras, clavicordios, trompetas y toda una colección orquestral que acompaña a la formación clásica de la banda, harán las delicias de todos los melómanos.
Morreo
Morreo: Joseca y Germán, pareja sentimental y artística, son un duo que refrescan con sus canciones el legado de Los Brincos, Karina o Marisol
Flash Show
Festival Closing Party Área 12
Closing Party
Preguntas relacionadas con Closing Party Área 12 en ALICANTE
¿En qué lugar se realiza el concierto Closing Party Área 12 en ALICANTE?
El concierto se realiza en Área 12 en Alicante.
¿Dónde es el concierto de Lori Meyers?
El concierto es en Área 12.
¿Dónde es el concierto de Niña Polaca?
El concierto es en Área 12.
¿Dónde es el concierto de Morreo?
El concierto es en Área 12.
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