En la Inglaterra de los 90, un actor en paro (Joe) decide montar en su pueblo natal, su obra fetiche, HAMLET, a vísperas de Navidad, sin apenas tiempo y con la ayuda a regañadientes de su agente (Marggie).

!Qué podría salir mal con este grupo de descarriados!

Un cascarrabias de vuelta de todo (Henry), un fanático del método de la nada (Tom), un alcohólico lastrado por su madre (Carnfort), un gay sobreactuado con alma de padre (Terry), una Campanilla encasillada que necesita sentirse útil (Vivian), una optimista patológica que no ve tres en un burro (Nina), una diseñadora visionaria del humo (Sho Sho) y Molly, la hermana mayor que está ahí para lo que haga falta.

Un casting caótico, los ensayos desastrosos, la convivencia entre la compañía imposible y el estreno pendiendo de un hilo.

¿Y por qué el espectáculo debe continuar? Pues porque somos una FAMILIA, actores y actrices mendigos de las risas y las lágrimas de nuestro público.

“EN LO MÁS CRUDO DEL CRUDO INVIERNO” es una comedia tierna e intensa, frenética y con una pizca de magia, pero sobre todo es un sincero lamento de que en estos tiempos las iglesias y los teatros se cierren para no abrir nunca más.

Una delicia para disfrutar en buena compañía, mientras fuera la niebla, la lluvia y el frío hacen de las suyas, merecedora de un hueco en ese género inexistente que llamaremos “RECONSTITUYENTES DEL ÁNIMO”.