Un grupo de espectadores es citado al epicentro de un espacio público. Una voz en off los guiará para que logren descifrar los fragmentos de una ficción que se encuentra encriptada entre los movimientos cotidianos de las personas que circulan por el lugar. El procedimiento de la obra se asemeja a la acción de mirar a un desconocido en la calle e intentar imaginar en qué está pensando o cómo es la vida de esa persona. La audiencia es puesta en posición de voyeur, como si estuvieran espiando vidas ajenas, como si pudieran convertir a esas personas en los protagonistas de una gran película colectiva. Una forma distinta de mirar y una forma distinta de actuar. La actuación como un devenir cinematográfico y la mirada del espectador como el infinito plano secuencia de una cámara.