Rata Negra estaban ahí antes que tú, y ahora que tú vas, ellos vuelven. Una carrera a muerte y sin frenos que despegó en 2014 tras el deceso de Juanita y Los Feos, y que ha dado a luz por el momento dos LPs y dos EPs en el sello londinense de culto La Vida es un Mus. Destinados a doblegar la más recia de las voluntades, obligándote a bailar con un crossover punk-pop tan honesto que haría llorar a Grant Hart y pondría a Dan Treacy de rodillas, tan brillante que a The Go-Go’s se les torcería el gesto, y a la vez tan oscuro y mordaz como para dejar a Chris Stein en visto y enviarle el pantallazo a Eve Libertine y Joy De Vivre. Y cuando por fin aceptas a la segunda escucha que ahora mismo forman parte de tu vida más que tu madre o tu pareja, mientras haces tus recados, algo en el fondo de tu mente vuelve a replantearse si la distinción entre underground y mainstream tuvo alguna vez sentido. No hay nadie más legítimo, no hay nadie más certero.

Rata Negra han hecho varias giras por Europa y Estados Unidos cosechando una base de fans incondicionales en la escena punk para quienes, sí, Rata Negra es más importante que cualquier otra cosa que pase, incluso en tu ciudad, incluso en tu casa. Hasta el padre de casi todo, Iggy Pop, les pinchó en su programa de radio en la BBC. Si aún no les conoces, acabarás celebrándoles porque si estás triste van bien, si estás contento van bien, si estás odiando van bien, y si quieres bailar y mandar todo a la mierda van bien también. Y encima suenan a gloria.