A veces uno está en momentos tan bajos que cree que ya ha tocado techo de momento bajo. Pero el techo del momento bajo siempre está en alza y nunca la mano de quien está en el hoyo no se le acerca. Sin embargo, ¿qué más da? ¿a quién le importa toda esta horrorosa mierda promocional?

A veces uno está en momentos tan bajos que cree que ya ha tocado techo de momento bajo. Pero el techo del momento bajo siempre está en alza y nunca la mano de quien está en el hoyo no se le acerca. Sin embargo, ¿qué más da? ¿a quién le importa toda esta horrorosa mierda promocional? Imaginaros que por un momento pudierais hablar 58 minutos de lo que quisierais sin saber si sois listos o inmensamente idiotas, sin saber si sois pobres o ricos, sin saber si sois interesantes o un plomo del más grande de los calibres, sin saber si se os entiende al hablar o si chamullais como si no tuvierais dientes y las encías fueran un cementerio de carcoma podrida. Imaginaros colgadas bocabajo en gravedad cero. Sin ataduras esotéricas, sin matorrales genealógicos, sin constelación familiar. ¿Qué diríais? Venid a ver este espectáculo y lo sabréis. Un espectáculo que habla de lo que vosotros diríais. Y acierta.