“AGARRANDO LA MUERTE CON LAS MANOS” expresión palmera que oí decir a un buen amigo del Paso.

Con este título vamos a presentar un puñado de cuentos, donde la muerte y la vida se mezclan con las risas y las emociones.

Muchas de estas historias ya las he contado en otros palabreros pero esta vez, con Piroska Duque al chelo y una puesta en escena, queremos hacerles llegar entre cuento y cuento, la historia de nuestro legado en Canarias, el origen y la tradición de este día de finados, nuestro acervo es un fuego encendido que tenemos que mantener sin que se extinga.

La muerte es como nacer, dijo una vez un viajante de los que llegaban en fotingo por la General a los patios, allí tendía su colcha turca y se desparramaba la mercancía, pura necesidad cotidiana para ir haciendo la vida. Samir, ese era su nombre, y su bondad llegaba desde la mar hasta la cumbre.

Se habla poco de la muerte en nuestra sociedad de consumo. Este sistema de mercado arrasa con la profundidad y la memoria, la actualidad se impone, la información es somera y nos satura.

Bajo su peso, seguimos hacia delante, como el burro persigue la zanahoria que su amo cuelga de un hilo, que pende de una caña; este horizonte de pacotilla nos emborracha y nos deja inactivos ante lo esencial.

Vida y muerte siguen siendo un misterio. Ser, sentir que pertenecemos a una totalidad que no cabe en nuestra cabeza, no es una ilusión religiosa sino todo lo contrario, morir es como nacer.