Paul Berrondo crea una nueva dramaturgia jugando con la improvisación, a partir del clásico de Tennessee Williams Un tranvía llamado Deseo.

Una mujer de familia acomodada llega a un barrio degradado, donde su hermana pequeña vive con su pareja. Una visita inesperada, que tenía que ser breve, se convertirá en un descalabro para la pareja y su entorno. El deseo y el juego de espejos harán que los personajes se enfrenten a su verdad.

Después de la dirección y dramaturgia de Nadando hacia el mar de China, Waikiki Honolulú y del musical París, y también de la dirección de Amor (de Paula Ribó), con Desig vuelvo a utilizar el método work in progress. Parto de un material escrito previamente en que los actores y las actrices se puedan apoyar por, a través de improvisaciones, crear el texto definitivo. La obra se basa en Un tranvía llamado Deseo, de Tennessee Williams, un autor que me interesa por como su poesía surge de una prosa directa y realista. Con esta obra como material de punto de partida, trabajaremos el juego de espejos de los cuatro personajes principales y de cómo se entrelazan sus deseos. El reflejo los volverá la imagen más cruda de sí mismos y los enfrentará con sus propios monstruos. El deseo en las sus múltiples caras es el principal leitmotiv. Como la verdad, su significado dependerá de cómo lo viven los diferentes personajes. La crítica social, concretamente, las violencias de género, los estigmas que rodean las enfermedades mentales y el prejuicio sobre las clases sociales, serán el pulmón del cuerpo de la obra.

Paul Berrondo

Ficha artística

Dirección i dramaturgia: Paul Berrondo

Intérpretes: Maria Lanau, Iván Hermés, Cristina Brondo i Sergio Matamala

Escenografía, vestuario i ayudante de dirección: Jose Novoa

Diseño de iluminación: Sylvia Kuchinow

Ayudante de dramaturgia: Carla Fajardo

Producción executiva: Adriana Nadal