Un divertido espectáculo, que nos ofrece humor blanco, sencillo, simpático y sin complicaciones, en varios sketches independientes y delirantes, separados por unas pequeñas introducciones, en las que se muestra cómo la falta de sensatez, la estupidez, hace que las cosas acaben en auténtico desastre… Desde quienes deciden ser sinceros a toda costa -«yo voy con la verdad por delante»- hasta los que prefieren partirse la cabeza antes que reconocer que estaban equivocados.

Alguien dijo: «Si pudiéramos suprimir la maldad, el mundo sería un poco mejor. Pero si pudiéramos suprimir la estupidez, el mundo sería muchísimo mejor». Pues eso.